Estoy en el banquillo. Una voz me llama. El entrenador me llama. “Es tú momento”, me dice. Me levanto tembloroso y me coloco junto a la línea del campo. Me pongo el casco y doy el primer paso para entrar. La tierra tiembla, el estadio ruge, y mis ojos se nublan. Un compañero me toca la espalda y me entrega la visera del casco. “Tranquilo, recuerda que eres el hijo del viento”.
¿Esto lo has escrito tú?
ResponderEliminarTiene un dinamismo de la ostia, chato.
Sep.
ResponderEliminarVa sobre una serie de deportes y se me fue ocurriendo y lo escribí.
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