Nadie desayuna con diamantes ni vive romances inolvidables. Más bien nos levantamos a las siete de la mañana, tenemos líos que procuramos olvidar cuanto antes y nos roban el móvil en la orilla de la playa.
Así es la vida.
Puedes intentar cambiarla, pero sé realista, es poco probable que lo consigas.
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